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JESÚS SÁNCHEZ SÁNCHEZ |
Buenos días, Jesús, encantados de tenerte con nosotros en el apartado de
entrevistas de la página de AEDA23: FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO PARA LA
TRANSICIÓN ECOLÓGICA (aeda23.es)
¿Qué te parecería si, para comenzar, nos expusieras algo de tu trayectoria
personal y profesional con el fin de que nuestros seguidores puedan
conocerte mejor?
Pues, Mariano, ya que somos convecinos de la ciudad de Alcázar de San Juan, te
puedo decir que soy abulense, que me casé con Lola, una manchega de
Villarrubia de los Ojos, y desde hace más de 35 años vivimos aquí: en el
corazón de la Mancha. Mi formación es la de Médico Estomatólogo, pero, desde
que dediqué mi tesis doctoral a temas históricos (de historia de la Medicina,
concretamente) he mantenido ininterrumpidamente una decidida inclinación y un
apetito hacia la disciplina de la Historia y los temas históricos de mi
entorno. Desde mis primeros momentos en la Mancha me interesaron mucho las
cuestiones de geografía histórica de esta comarca en la que vivo, así como muy
particularmente de sus vías antiguas de comunicación: tanto calzadas romanas
como caminos reales en sus distintos momentos históricos. En particular me
interesaron mucho las grandes vías de comunicación entre la meseta y
Andalucía, ya que muchas de ellas cruzaban la Mancha. La caminería ha sido un
objeto de estudio e investigación sobre el terreno desde mis primeras
publicaciones en 2001. Por otra parte, y como derivada del conocimiento del
territorio adquirido en base a un sistemático recorrido de sus caminos me
interesaron los posibles caminos reales recorridos por un individuo también
real y con honda relación con la Mancha: Miguel de Cervantes. Tras dar en 2006
cuenta de estas investigaciones en Congresos internacionales de Caminería, con
posterioridad, y durante muchos años, investigué esta figura histórica, la más
emblemática de la Mancha: don Miguel de Cervantes. En este ámbito soy miembro
de la Asociación de Cervantistas – de ámbito nacional- y de la Sociedad
Cervantina de Alcázar de San Juan, de la que llegué a ser Presidente. También,
en esta inmersión en el ámbito de la cultura local, fui vicepresidente del
Ateneo de Alcázar de San Juan.
Culturalmente te has especializado en múltiples temas: cervantinos,
caminería romana e ingeniería hidráulica. Háblanos de ellos, por favor.
Además de las investigaciones sobre calzadas romanas, caminos reales y
cervantinos, que, en definitiva, son vías de comunicación, en los últimos años
he disfrutado mucho investigando sobre otro tipo de vías: las propias de la
ingeniería hidráulica que cruzan la Mancha. Tanto sobre las que se quedaron en
fase anteproyecto durante la Ilustración española, como la parte manchega del
canal de Carlos Lemaur que pretendía comunicar Madrid con Sevilla por un canal
navegable, como por otros canales que sí llegaron a construirse en esa misma
época, como el canal del Gran Prior que quería canalizar el Guadiana desde
Ruidera hasta la llanura manchega. Y otros que no empezaron, como el propuesto
por el ingeniero Larramendi. Todos estos proyectos de investigación han sido
enormemente gratificantes. Suponen fases distintas, pero todas ellas tienen un
denominador común, y este es el de que obedecen a una voluntad de disfrutar de
aquello que tenemos delante de nuestros ojos. Decía Borges que la lectura es
una modalidad del placer y que a nadie se le puede obligar al placer. Con la
investigación, en mi caso, pasa igual: es una forma del placer. Admito que es
un enfoque ciertamente hedonista de la investigación. No obstante, el fruto de
esa actividad se ha traducido en múltiples publicaciones accesibles en la web
para ser compartidas con cualquier interesado en la dirección:
https://independent.academia.edu/SanchezJesus.
Bien, y podrías hablarnos concretamente de cuál es tu relación con aquello
que te interesa más en estos ámbitos culturales.
En mi relación con los ámbitos antes mencionados, siempre se han dado dos
requisitos ineludibles: uno es el tratamiento científico de la información
tanto primaria como secundaria y otro es el sistemático trabajo de campo. Es
decir, para poder sistematizar y avanzar en el tratamiento científico de las
fuentes y de los datos observacionales es requisito imprescindible el filtro
científico de los datos, para poder elaborar con bases sólidas unas hipótesis
de trabajo sobre las que elaborar un discurso coherente. Tras esa tarea de
documentación de archivo, se continúa con la que tal vez sea la parte más
gratificante, que es el trabajo de campo: la visita sistemática a todo lo que
los documentos históricos mencionan. Estas visitas son enormemente
clarificadoras ya que sirven para entender plenamente el documento y, otras
veces, para relativizarlo o contextualizarlo. Y la relación con las personas
del entorno visitado suponen siempre un enriquecimiento desde todos los puntos
de vista.
Estamos en momentos en que coinciden problemas geopolíticos, estratégicos y
medioambientales. ¿Consideras posible corregir estos graves problemas
que sufre el Planeta mediante acciones concretas? ¿Estamos aún a tiempo de
cambiar?
La pregunta que planteas es muy difícil de responder. Corregir, o meramente
avanzar en el camino de la resolución de estos grandes problemas, siempre ha
de ser mediante acciones concretas. Obviamente esas acciones han de ser
decididas y aprobadas por quienes ostentan el poder político en cada uno de
estos ámbitos. Y siempre, lógicamente, mediando la sensibilidad de estos
poderes en la medida en que sean sensibles a la recepción de la opinión de la
ciudadanía que esta les hace llegar mediante los canales ordinarios por los
que se da este flujo de comunicación de abajo hacia arriba. Sobre si estamos
aún a tiempo de cambiar, me parece que el cambio es ineludible. No existe nada
que esté fuera de la dinámica del cambio. Todo cambia, nada permanece. Lo
sabemos desde Heráclito.
Consideras que los ecosistemas son capaces por sí solos de defenderse de
las agresiones humanas.
A mi juicio, los ecosistemas tienen sus propias dinámicas internas y además
reaccionan ante las modificaciones que ocurren en su entorno. Pero yo creo que
ni se defienden ni atacan: Sólo se comportan en el marco de las leyes de la
física. Por ejemplo, la crisis salina del Messiniense, de hace algo más de
cinco millones de años, por la que el Mediterráneo prácticamente se evaporó,
no creo que se pueda entender en términos de defensa o agresión por ninguno de
los agentes de la misma. Otro asunto muy distinto es el de la responsabilidad.
Obviamente, los sistemas sin conciencia carecen de la posibilidad de actuar y
tener comportamientos. Estas actitudes solo competen a quienes pueden ser
actores de un comportamiento: es decir, a los humanos. Y dentro del colectivo
de los humanos, creo que existe una grave responsabilidad de quienes dirigen
las grandes actividades comerciales, las grandes empresas extractivas tanto en
ámbitos geológicos como biológicos y las que promueven y fomentan los hábitos
de consumo de la población –tal vez hoy bastante desnortados tras decenios de
publicidad de masas-. Da la impresión de que estas grandes corporaciones sólo
entienden la ética de lucrarse pese al daño que ocasionan. Hace poco vi en
National Geographic la noticia de que en el conocido como abismo Challenger,
el punto más profundo del océano, situado en la Fosa de las Marianas, los
expedicionarios encontraron contaminación de origen humano: en concreto “una
bolsa de plástico y envoltorios de caramelos”. También este mismo año se
publicó el hallazgo de microplásticos en muestras de testículos humanos. Si en
el ámbito de la geopolítica global parece que es poco lo que se decide en los
ámbitos a nivel de municipio o de colectividad, también cabe suponer que es
muy poco lo que se decide a esos niveles en el ámbito de la sobreexplotación
de los recursos del planeta.
A nivel personal o individual ¿Qué consideras que puede hacer o aportar la
gente común o la sociedad en general?
Todas las acciones humanas en el ámbito de la ecología, por mínimas que
sean, si se dan en dirección hacia protegerse a sí mismo (el ejemplo anterior
del plástico “testicular”) y al medio ambiente (el ejemplo anterior del abismo
Challenger), son útiles. Pero quiero incidir en que creo que es un error
establecer como categorías distintas y opuestas por un lado al ser humano
(como agresor) y por otro al medio ambiente (como agredido). Creo que esto es
un error y una falacia: el ser humano es tanto agresor como agredido. Diría,
parafraseando al clásico que “el cuidado medioambiental bien entendido empieza
por uno mismo”.
Es posible concienciar a la sociedad de algo ¿Cómo?
Sí. Desde luego que es posible. Respecto del cómo, creo que podría ser más
eficiente que, en lugar de intentar influir a la sociedad mediante lemas y
promover sentimientos de culpabilidad, se trataría más bien de que las
políticas educativas se orientaran hacia la construcción de un razonamiento
crítico, hacia proveer a la gente de una capacidad autónoma de análisis para
llegar a la formación de un criterio autónomo y responsable. Consistiría, en
último término, en hacer a las personas responsables de sus vidas y de sus
acciones. Responsables ante sí mismas y ante ese mundo del que forman parte de
un modo inseparable. Pero creo que no parece que vayan las cosas en esa
dirección.
¿Piensas que las pandemias tipo COVID 19, aparte de su mortandad, han
influenciado algún tipo de conciencia moral en la humanidad? ¿Volveremos a
sufrir pandemias similares? ¿Cuál sería tu opinión al respecto?
Esta reciente pandemia ha sido objeto de múltiples intentos de explicar tanto
su origen como las circunstancias en que transcurrieron los intentos de
limitar su extensión y, desde luego, también sus consecuencias. Yo creo que ha
dejado una profunda huella en la conciencia colectiva. Y una parte importante
de esta huella es la sensación de fragilidad del ser humano ante su entorno.
En cierto modo nos ha roto ese optimismo sanitario que nos hacía creer que
estábamos en vía de domesticar la naturaleza. Los inmensos avances tanto en el
ámbito de la salud como de la salubridad nos hacían ver un horizonte de en el
que tanto la salud, manifestada en la creciente esperanza de vida, como en las
condiciones de vida, incluido el acceso a la información, nos habían hecho
descartar la posibilidad de la difusión de grandes epidemias. Pues bien, el
COVID, con sus grandes impactos, nos ha hecho perder esa seguridad y optimismo
y nos ha hecho recordar que los humanos somos frágiles ante las fuerzas de la
naturaleza.
¿Nos espera una mejor relación entre los seres humanos y con el planeta
Tierra?
Entiendo que la pregunta se refiere a dos temas: por un lado, la relación de
los seres humanos entre sí y, por otro, la relación de los humanos con el
planeta. En ambos supuestos creo que es muy aventurado hacer suposiciones. Ni
la historia ni las formas de vida son procesos finalistas. Evolucionan según
la imbricación de múltiples factores que aparecen de un modo a veces
inesperado, por ejemplo, la actual irrupción de la inteligencia artificial
generativa. Nada está escrito.
Y ya, por último, para terminar, ¿te gustaría añadir algo más a esta
entrevista?
Sólo darte las gracias por haberme llamado a colaborar en esta línea de
actividad que vienes manteniendo y por tu decidido trabajo en defensa de un
mundo mejor.
Muchas gracias por atendernos y por tu permanente colaboración.
El equipo de AEDA 23
1 Comentarios
Excelente entrevista. Interesantes preguntas y doctas respuestas, unas y otras propias de personas muy versadas sobre los asuntos que abordan. Excelentemente hilvanadas las respuestas abordan, desde el optimismo que nos quiere trasladar el entrevistado, los gravísimos problemas que nos acechan como especie y a nuestra tierra como planeta. Nos abre una esperanza de solución que al poco cierra con argumentos realistas.
ResponderEliminarPor poner un pero, siempre propio de mi forma de ser, diría que el poder político no existe, solo existe el poder económico de un sistema hipercapitalista, y que la comunicación, aún fluyendo de abajo hacia arriba, primero lo hace de arriba hacia abajo formando el criterio y la opinión que luego asciende. Yo, persona pesimista, creo que no se resolverá el problema. Dudo que Heraclito siguiera pensando que todo cambia y que nada permanece, basta ver la estupidez humana y la victoria de Trump.