¿NO TE GUSTA EL CALDO?... ¡PUES TOMA TRES TAZAS!

Imprimir

 



Imagínense la escena: un día cualquiera, primeras horas de la mañana, un café de desayuno, y un comentario banal con el camarero acerca del tiempo. Inmediatamente, como si hubiéramos pulsado un resorte, el cliente de al lado nos salta: "¡Joder con el clima y el tiempo! ¡El clima está como toda la vida!"... Y en ese mismo instante puedo conocer el talante político del sujeto en cuestión: derecha extrema o muy próximo a lo ultraconservador.
Pues sí, hasta ahí hemos llegado con la irracionalidad política de las ideas extremas, a poder ubicar a un sujeto por la mera exposición de sus opiniones sobre el tiempo. Y eso es algo que sorprende, si no es que asusta y ofende, realmente.
Y digo irracionalidad, porque no se puede entender la negación de lo evidente avalado por la contrastación empírica del saber científico.
¿Se puede negar el avance de la desertificación que sufre el Planeta?
La desertificación se produce cuando se elimina la cubierta de árboles y plantas que dan cohesión al suelo, y esto se hace de forma agresiva, imparable y no sostenible: cuando se talan selvas tropicales para obtener maderas y limpiar terrenos para plantaciones industriales; cuando los animales consumen todo el pasto y erosionan el suelo con sus pezuñas, cuando la agricultura intensiva agota los nutrientes naturales del suelo necesitando todo tipo de químicos para su producción, cuando esa agricultura esquilma y contamina los recursos hídricos. Después, el viento y el agua de lluvia arrastran los suelos hasta convertirlos en polvo y arena.
La desertificación es la mayor causa de hambrunas en los países pobres, con sus secuelas de enfermedades, migraciones y muerte. Pero también supone uno de los mayores peligros para la seguridad mundial. Las consecuencias de la escasez de recursos serán: guerras, disturbios, inestabilidad política y migraciones masivas. Hoy, mil millones de personas, en unos cien países, están sufriendo las consecuencias de la desertificación… Pero… "¡Siempre ha habido hambrunas!"... Alega nuestro impertinente agregado, en lugar de pensar en las enormes capacidades actuales, científicas y materiales, para acabar con ellas; en lugar de aceptar que, si los esfuerzos del capitalismo mundial se dedicaran a resolver el problema de la desertificación, en lugar de a colonizar y devastar los países pobres, la pobreza en el mundo se reduciría drásticamente. Y ello, además, sin necesidad de religiones ni adoctrinamientos similares.
“Cuando era niña —dice Diramo—, de la aldea de Siminto, en Etiopía, el pasto era alto como una persona. Ahora, la falta de agua y pasto enflaquece al ganado, y nosotros enflaquecemos igualmente ¡No tenemos dónde ir!”
Cuidado, Diramo, no alientes la esperanza de la patera y una vida de servidumbre en el Norte rico, porque los vientos políticos occidentales portan voces de patrulleras de la armada defendiendo de amenazas como la tuya las fronteras de la patria: ¡Qué asco! ¡Qué asco, y qué vergüenza!
En los últimos años el calentamiento global ha aumentado las temperaturas en el Ártico. El deshielo del casquete polar es tan evidente que la posibilidad de que, tanto embarcaciones comerciales como militares, puedan navegar por donde hasta ahora era imposible, hoy es una realidad. El resultado: un escenario geo-político donde Rusia, China y EE.UU. ya están tomando claras posiciones ¡Posiciones enfrentadas, evidentemente! Rusia ha entregado a su agencia nuclear el control sobre la nueva ruta y el tráfico.
Pero no pasa nada: el cambio climático es un invento de “rojos” que nos engañan manipulando los datos —dice nuestro enfático y añadido contertulio—. Que tres mil seiscientos millones de personas (cerca de la mitad de la población mundial) vivan en zonas con escasez de agua, es solo una pequeña molestia en el universo intelectual de nuestro “pegado” ultraconservador. Vamos, es molesto porque siempre lo ponen en el telediario a la hora de comer cuando él acostumbra a tomarse el “jarrete”, y claro, eso es de muy mal gusto ¡Esos bolivarianos de la sexta a los que habría que eliminar junto a otros veinte millones de rojos españoles!
Y, en fin, me da que estoy dando demasiada cancha a mi “instruido” y advenedizo contertulio… “¡Paco, cóbrame, que a lo que se ve, aquí no pasa nada, que todo son inventos de rojos! ¡Así se pudran!”
Desde luego, lo que hay que oír… Y lo que hay que ver…

Publicar un comentario

2 Comentarios

  1. Me solidarizo con tu postura, Mariano!!!

    ResponderEliminar
  2. Tal es el adoctrinamiento ideológico que nos asola. Cuando la mitad de la población de este país, tiene como referente a una sociópata del calibre de Ayuso...

    ResponderEliminar