¿Río Záncara? |
Nuestro planeta está en crisis: ecológica, económica y social. El paradigma dominante hace agua por todos lados. Y la única alternativa es cambiarlo; en tiempo y forma, además.
Porque a diferencia de la capacidad de adaptación y resiliencia de la Naturaleza, los sistemas económico-sociales solo pueden ser sustituidos por otras formas sociales previamente teorizadas. Algo que no ocurre en el momento actual, con las consecuencias de los enormes bandazos (totalitarismos, desaparición de clases medias, guerras, crisis energéticas y de precios al consumo) que se están dando a falta de alternativa teórica capaz de conformar el nuevo paradigma por el que nos habríamos de regir.
Y es que, el capitalismo tecnológico, ha cercenado, si no prohibido, la imaginación sobre nuevas alternativas político-sociales, vendiéndonos la idea de que el capitalismo liberal-tecnológico no admite superación. Pero no es cierto, porque el ser humano, si ha de sobrevivir tal y como lo conocemos, ha de volver a convivir con la naturaleza dejando atrás el empeño por dominarla.
Las evidencias de insostenibilidad del actual paradigma son indiscutibles: problemas con las reservas de agua dulce, escasez mundial de cereales, desaparición de especies, migraciones debidas a catástrofes naturales… Nuestra civilización se encuentra en crisis: pero no en su final; sino en un principio que nos permite volverla a repensar.
Debemos aceptar sin ambages que la humanidad es la principal causante del incremento de la temperatura global, de que una de cada ocho especies esté en riesgo de extinción, de que casi dos tercios de la población mundial tenga dificultades para acceder al agua potable, y de que los océanos y mares se hayan convertido en meros receptores de desechos plásticos. La evidencia es clara; la lección inequívoca: no es posible seguir manteniendo un modelo de hiperconsumo basado en el uso indiscriminado de los recursos naturales. Tampoco pueden mantenerse los parámetros que interpretan la existencia en función de la productividad: el paradigma del progreso hace aguas por todos lados.
El nuevo paradigma ha de cambiar estas cosas, deberá medir la riqueza por índices de calidad de vida, acceso a servicios públicos, nivel educativo, calidad del aire, tiempo libre; y por un sentido global de justicia social: toda la humanidad deberá tener las mismas posibilidades de acceso al bienestar general. La individualidad deberá respetarse, pero dentro del contexto de considerarla como un ecosistema único, pero conectado indefectiblemente con todos los demás.
¿Vegas y charcones del río Záncara? |
La realidad económica imperante se fundamenta en el avance basado en convertir todo cuanto encuentra a su paso en una actividad rentable. Para ello no duda en volver a las viejas costumbres de explotación del trabajo, la extracción continua e intensiva de los recursos naturales, y ya, por último y como actividad novedosa, la invasión de la esfera personal de los seres humanos, la penetración bajo lucro en el ámbito de la privacidad y del ocio ¿Se puede incidir y manejar más la vida de los seres humanos?
Nos convencen así de que las cosas no tienen por qué cambiar, que pueden seguir como están indefinidamente, que la ciencia siempre encontrará una solución. Y para ello han realizado una jugada maestra: la creación y diseño de internet, y el acceso masivo de la población mundial a su uso. Una red diseñada para potenciar las formas de aislamiento y separación humana, con el resultado de atomización de la vida. Lo que resulta incompatible con modos alternativos de vivir en sociedad, de formar una comunidad. Mirar una pantalla común no es, no significa, estar juntos. La eliminación progresiva de espacios comunes en los que comunicarnos ha eliminado la comunicación cara a cara, la costumbre de leer e interpretar los gestos de los demás; y con ello ha cambiado nuestra habitual forma de comprender la vida en sociedad: de contemplarla como comunidad, a adorar la individualidad.
La alternativa, pues, no se encuentra en aquello que nos están vendiendo de que todo se solucionará reduciendo el consumo de combustibles fósiles y multiplicando el empleo de energías alternativas. Se trata de encontrar un paradigma alternativo que promueva un cambio muchísimo más radical. Se trata, en suma, de eliminar los pilares del capitalismo tecnológico basados en el incremento indefinido del consumo y la producción, para sustituirlo por otras formas de vida más acordes con la naturaleza del Planeta. En realidad, es lo que hemos venido haciendo durante los últimos diez mil años, excepción hecha del paréntesis de la era industrial. Un lapso de progreso y bienestar, ciertamente, pero solo para un tercio de la humanidad que ha vivido a costa del sufrimiento y explotación de los otros dos tercios restantes. Y, claro está, esa gran mayoría excluida del reparto del botín, ya se ha cansado y reclama, cada vez con más insistencia, participar en el festín. Algo que el Planeta no se puede permitir en el presente, ni mucho menos en el próximo futuro generacional.
1 Comentarios
Me ha gustado la exposicion que haces del " planeta en crisis" y claro que estoy de acuerdo con ello, lástima que no se otea una solución ni a corto ni a largo plazo.
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