LUIS LLANOS ÁLVAREZ
ESCRITOR
Buenos días, Luis, encantados de tenerte con nosotros en el apartado de
entrevistas de la página de AEDA23: FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO PARA LA
TRANSICIÓN ECOLÓGICA (www.aeda23.es):
Qué te parecería si, para comenzar, nos expusieras algo de tu trayectoria
personal y profesional con el fin de que nuestros seguidores puedan
conocerte mejor.
Soy autor de novelas históricas, negras y de aventuras; y por la edad,
aspirante a la jubilación.
Bien, cómo calificarías tu relación con el medio ambiente y la naturaleza.
¿Algún hecho o momento en concreto que recuerdes con especial afecto en
relación a ésta cuestión?
Soy aficionado a la jardinería, y cultivo una pequeña viña. Recuerdo con
especial afecto el primer año que produje mi propio vino. Un tinto joven,
peleón como pocos.
Vendimiar, con la lumbalgia asociada, (el que dijo que vendimiar era una
fiesta, iba borracho perdido) despalillar la uva y prensarla, ver fermentar el
mosto en los diferentes bazuqueos, descubar y catar el resultado tres meses
después, es algo que todo hombre debiera añadir a la ya consabida lista de
escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol.
Por lo demás mi relación con el medio ambiente se limita a sufrir los embates
del cambio climático.
Eres escritor, y más concretamente, escritor de novela histórica, aunque
también trabajas en otros géneros de novela. ¿Podrías hablarnos de tu
trayectoria en ese mundo en cuestión? ¿Cómo comenzó? ¿Qué te ha aportado?
Comenzó gracias a un trabajo alienante. Yo era lacador/barnizador, por lo que
pasaba diez horas al día encerrado en una cabina de pintura con la pistola en
la mano, pintando las molduras que entraban y salían. Y comencé a elucubrar.
Supongo que los disolventes industriales algo tendrían que ver, pero un día
imaginé a una nave extraterrestre con la misión de hallar a Dios en el
Universo, orbitando la Tierra, atraída por uno de esos programas de TV de
predicadores iluminados. Secuestran, abducen al más considerado de esos
individuos que aparecen en dicho programa, que ellos creen santos, y que
resulta ser el loco más peligroso del manicomio en el que está encerrado y que
tomaron por santuario. E inmediatamente sentí la necesidad de escribir esa
historia: resultó “Albino”, una novela de ciencia ficción que aún permanece
inédita sepultada en un cajón a la espera. ¿Qué me ha aportado? Yo respondería
que la fama suficiente para hallarme hoy respondiendo a esta entrevista. Pero
si le preguntáis a mi mujer dirá que…
La enseñanza; o mejor aún, el alumnado en general ¿se preocupa
adecuadamente por las problemáticas históricas y ambientales? ¿Se hace,
desde el ámbito educativo, todo cuanto se podría hacer? ¿Cuál es tu opinión
al respecto?
Juzgaré los resultados del “ámbito educativo” por los resultados que veo.
Salen los chavales con las escuelas a recoger basura en una playa o en un
monte, y dices, ¡bien, que maravilla! Pero luego ves como quedan esas playas o
cualquier calle después de una noche de botellón, cubiertas de residuos y
entonces comprendes que la preocupación ambiental de la juventud era pura
fachada. En cuanto a la problemática histórica, baste ver el auge de
determinadas opciones políticas, por la derecha y por la izquierda, para
comprender que la historia no se enseña o no se estudia o no se comprende con
la seriedad necesaria o se tergiversa de forma harto torticera para adaptar la
historia a los intereses políticos actuales. Como ejemplo citaré la comunidad
en la que resido: Cataluña. Échese un vistazo a los textos que estudian los
alumnos acerca de una ficticia corona catalano-aragonesa que triunfó en el
mundo mediterráneo de los siglos XIII y XIV.
El cambio climático hoy es una realidad incontrovertible ¿Qué podrías
decirnos al respecto desde tu punto de vista personal? ¿Piensas que
pandemias como la del COVID 19 puede tener relación con esta problemática
ambiental? ¿Qué consecuencias podría tener sobre la futura libertad de los
seres humanos?
El cambio climático que siempre nos dijeron que sería para el 2050 o más, ya
está aquí y va a empeorar. Cuando nos dicen o decimos que tenemos que cambiar
los hábitos de consumo, en realidad pensamos que son los demás los que han de
modificar sus hábitos porque nosotros lo hacemos casi todo bien. Soy muy
pesimista con respecto al talante humano, porque la codicia y la avaricia nos
pueden. Los dirigentes con capacidad para hacer algo por aliviar la situación
climática o medioambiental no ven más allá de la prima que van a percibir en
función de los beneficios de su corporación. Y si son políticos su horizonte
inmediato son las próximas elecciones. En cuanto a la COVID 19, (tened
presente que soy un autor de ficción), creo que es un nuevo intento de
solventar el problema de la sobrepoblación a lo bestia. A lo largo de la
historia han aparecido virus más o menos mortíferos: la peste, la gripe, etc.,
a los que el hombre ha sobrevivido con notable vitalidad. Y más recientemente
hemos sufrido: el ébola, un intento por acabar con la raza negra en África y
quien sabe si en el mundo. El sida, un intento por acabar con los
homosexuales, y ahora el COVID 19 que se llevó por delante, sobre todo, a los
ancianos. Aparecerán más virus, en la próxima pandemia la gente morirá en las
calles. Porque no hemos aprendido nada y porque el ser humano, a cada
generación, se supera en idiotez. Y no lo digo yo, lo de la idiotez, sino el
arqueólogo y paleontólogo Eudal Carbonell. En cuanto a la libertad individual
nos la dejamos arrebatar en cuanto los poderes invocan la Seguridad o la
Sanidad colectivas. Tras los atentados en Niza, los franceses toleraron un
recorte en sus derechos individuales durante seis meses, sin rechistar, todo
en aras de la seguridad pública.
¿Consideras posible corregir los graves problemas medioambientales mediante
acciones concretas? ¿En qué medida puede influir la acción de la literatura,
la poesía, el arte en general? ¿Estamos aún a tiempo de cambiar?
Me remito a lo ya dicho de la estupidez humana. Aunque fuese posible no vamos
a cambiar. No vamos a prescindir de lo que la sociedad de consumo nos ofrece.
Dijo un día un gerifalte de VISA que consumir es agradable. Y yo añadiría
reconfortante y gratificante. Nos apena ver en el telediario la llegada de una
patera colmada de seres desesperados, algunos muertos, pero acto seguido, en
un inmediato anuncio sale el nuevo móvil que anhelamos, aunque no lo podamos
pagar, y el sufrimiento visto queda en la vorágine de “que jodida es la vida”.
Nadie hace nada por remediar la situación de los paises exportadores de
miseria y sufrimiento, las más de las veces satrapías sustentadas por nuestros
gobiernos.
Nos preocupa el cambio climático cuando sufrimos una Filomena, pero queremos
viajar en avión a París, por treinta euros, para pasar un fin de semana.
Pagamos la luz domestica a precio de lujo por culpa de las emisiones de CO2,
pero individualmente no hacemos nada por reducir esas emisiones.
Por ejemplo, si cada individuo renunciáramos a usar parte del cúmulo de
pantallas que utilizamos a diario con lo que ello conlleva, la reducción sería
más útil al planeta que pagar por pagar una cuota y seguir emitiendo. Pero la
estupidez humana ya dicha implica la absoluta falta de capacidad de renuncia.
Es llamativo que si una familia renuncia, por ejemplo, al uso del plástico en
su cotidianidad, se convierte en noticia de los programas de TV que rellenan
las tardes.
La literatura, el cine, etc llevan años proponiendo obras de catástrofes más o
menos apocalípticas que solo sirven para divertimiento y poco más.
¿Has trabajado habitualmente con alguna ONG de carácter ecologista,
medioambientalista, o de ayuda humanitaria? ¿Las consideras útiles o más
bien una “pose” de acción politizada y parcial? ¿Qué función o papel
consideras que han ejercido y/o deben ejercer estas ONG?
Preguntas como estás me llevan a pensar en monstruos como Greenpeace, que
nacieron con toda la buena intención del mundo y mejor voluntad y hoy son
empresas poderosísimas que no sé cuán alejadas se hallan de sus objetivos
iniciales. Hoy en día los partidos verdes gozan de un poder impensable hace
algunas generaciones y sin embargo el asunto va de mal en peor.
Has escrito una obra “Mar de Aral” centrada en esa catástrofe ambiental
¿Por qué? ¿Puedes hablarnos de ello, por favor?
El Mar de Aral, era el cuarto lago de agua dulce más grande de la tierra; dos
ríos desaguaban en él y en sus riberas mucha gente vivía de la explotación de
sus recursos pesqueros que, incluso abastecían a la Unión Soviética de
pescado. Pero un día algún genio, (de nuevo la estupidez dicha), pensó que
estaría bien desviar el curso de los ríos para irrigar el desierto de Asia
Central y cultivar algodón. Y así se hizo en 1959. Hoy, el Mar de Aral es
apenas un charco, los antaño pueblos de pescadores están a más de doscientos
kilómetros de sus riberas salinas, y yo sentí la necesidad de contar esta
tragedia como un ejemplo de… Y de nuevo me repito, la imbecilidad humana
cegada por la codicia y los planes descabellados “que no pueden salir mal”.
El drama humano y el problema social de la llegada masiva de inmigrantes en
pateras, o de cualquier otro modo ¿Es inevitable? ¿Tiene solución? ¿Se
gestiona adecuadamente? ¿Cómo impacta en la población?
Tratamos la cuestión de la llegada de inmigrantes con una hipocresía muy
propia de la sociedad hedonista que nos hemos dado y que por nada de mundo
deseamos cambiar. Como ya dije al comentar el tema de las pateras, nuestro
espanto dura lo que la noticia en el telediario, luego cuando vemos a los
inmigrantes en la sala de espera de nuestro centro de salud, pensamos que
vienen a colapsar la sanidad. Y cuando hacen cola en el INEM, rabiamos porque
vienen a quitarnos los puestos de trabajo.
El drama humano que sufre esta gente no tiene solución. En sus paises, a
menudo riquísimos en recursos, gobierna una élite corrupta a medida de las
empresas occidentales que saquean los dichos recursos. Cuando adquirimos el
último modelo de móvil nadie medita en que porcentaje de su coste revertirá en
las poblaciones de origen de sus componentes; es decir nadie medita.
De vez en cuando vemos una película sobre el drama de los diamantes de sangre,
por ejemplo, o nos ponen un documental sobre la tragedia de los mineros del
coltán. Pero a nadie le importa más allá del rato que ocupa nuestro ocio. El
documental intenta conmovernos con la suerte de los negritos que mueren por
extraer el mineral mientras nosotros miramos de reojo estúpidas fotos de
alguien conocido en una red social en nuestro móvil.
Nos recuerdan que nosotros, los españoles, también fuimos emigrantes. Sí, pero
una cosa es subirte a un tren y viajar a la civilizada Europa como ciudadanos
de segunda, y otra muy distinta, es jugarse la vida en el mar. Que dicho así
no parece nada, pero es que no nos cabe en la cabeza el horror que debe ser
que se te haga de noche, en medio del mar, rodeado de negras aguas por todas
partes, a bordo de una patera que las olas menean como si fuese un corcho. Sin
rumbo, sin agua, sin comida y con el corazón encogido de miedo.
¿Piensas que tu literatura tiene alguna carga o compromiso social? ¿La
literatura debe emplearse como agente movilizador de la sociedad?
La literatura, la música (recordad la canción protesta de nuestra
transición), el cine, el teatro. Toda expresión creadora debe emplearse para
movilizar a la sociedad. Otra cosa es que sirva para algo más que para vender
libros, discos o entradas.
A nivel personal o individual ¿Qué consideras que puede hacer o aportar la
gente común o la sociedad en general?
Soy muy pesimista. Comenzaremos a cuidar el entorno, a respetar los mares,
cuando eso sea rentable para alguien. En África han dejado de cazar elefantes,
salvo algún Borbón despistado, porque han visto que ganan más dinero con los
safaris fotográficos que con los de caza mayor.
En cuanto una industria gane más limpiando el mar que ensuciándolo, el mar
estará salvado y así sucesivamente con todo el entorno. Aquí enlazo con la
idea de la idiotez humana, la codicia y la avaricia que expresé más arriba.
¿Qué nos apostamos a que sierra Bermeja, que a estas horas arde en Málaga, no
tardará en ser urbanizada? Mientras el monte tenga más valor como urbanizable
que como rústico, seguirá ardiendo. Y para mayor inri, los políticos
continuarán destinando más recursos a la extinción de los incendios que a la
prevención. Lo cual no es sino otro acicate para el fuego.
Consideras que los ecosistemas son capaces de defenderse de las agresiones
humanas. ¿Nos espera una mejor relación con el planeta Tierra?
El planeta nos sobrevivirá, estoy seguro. El que sufre los estragos de
Filomena es el hombre, al planeta tanto le da. La Tierra ha sufrido
glaciaciones, terremotos, cataclismos impensables, choques de meteoritos y ha
continuado girando, amaneciendo y anocheciendo como si nada. Desaparecen
especies por nuestra causa, pero aparecerán otras. El ciclo de la vida es muy
superior a nuestras mezquinas fuerzas y aunque devastáramos el planeta con el
arsenal atómico, en pocos años la vida volvería a inundar este planeta libre
al fin del ser humano.
Y ya, por último, para terminar, ¿te gustaría añadir algo más a esta
entrevista?
Reitero mi agradecimiento por permitir la expresión a este humilde y pesimista
ser humano. Muchas gracias
Muchas gracias a ti por atendernos y por tu colaboración.
El equipo de AEDA 23
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