FUKUSHIMA DAIICHI

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ACCIDENTE NUCLEAR DE FUKUSHIMA
 
El día 11 de marzo de 2011, a las dos horas, cuarenta y tres minutos, hora local post meridiem, se inició un gran terremoto de magnitud 9,1 Mw, que creó olas de maremoto de hasta cuarenta metros de altura. El epicentro se situó en el mar, a una profundidad de treinta y dos kilómetros, frente a la costa de Honshu, ciento treinta kilómetros al este de Senday, en la prefectura de Miyagi, Japón. El movimiento sísmico duró, aproximadamente, unos seis minutos. Fue el terremoto más fuerte sufrido por Japón hasta la fecha, y el cuarto más potente del mundo, medido con técnicas modernas, de los últimos quinientos años.
El terremoto y el tsunami del día 11 de marzo de 2011, fueron desastres naturales que conmocionaron al mundo. Si bien, y aunque provocado por estos sucesos, el posterior accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, no puede ser considerado como una catástrofe natural.
Y así lo reconoció el presidente de la Comisión Independiente de Investigación sobre el accidente, en su informe final al Parlamento de Japón: “Fue un desastre provocado por el hombre que podría y debería haberse previsto y evitado. Sus efectos podrían haber sido mitigados por una respuesta humana más eficaz”.
Pero, con toda la profundidad de investigación y la excelencia en ingeniería y tecnología que avalan el hacer japonés, algo inesperado y doloroso para ese pueblo, surgió de las conclusiones del informe: que éste fue un desastre made in Japan, porque sus causas principales se encuentran arraigadas en las convicciones de la cultura japonesa: la obediencia irreflexiva, la renuncia a cuestionar la autoridad, la devoción a ceñirse al programa, el sectarismo, la insularidad, motivaron que en ningún momento se cuestionaran órdenes equivocadas.
El accidente, de manera muy resumida, puede relatarse del siguiente modo: el tsunami destruyó las redes del tendido eléctrico que abastecía la central. Inmediatamente entraron en servicio los generadores de emergencia que debían seguir alimentando los sistemas de refrigeración, pero quedaron inundados y fuera de servicio rápidamente. Se hundieron o inundaron edificios y viales, haciendo casi imposible el acceso al complejo industrial. Todos los sofisticados equipos de control de la central quedaron fuera de servicio, y las decisiones y respuestas al accidente tuvieron que tomar se in situ por el personal de servicio en ausencia de instrumental técnico y manuales válidos. Ello provocó numerosos errores en las tomas de decisión, que nunca fueron cuestionadas en la cadena de mando jerárquico.
Tras las muy exhaustivas y rigurosas investigaciones de la Comisión Independiente de Investigación, entre sus numerosas conclusiones destacan:
 • El accidente fue provocado por errores humanos, fruto de la connivencia entre el Gobierno, los organismos reguladores y la operadora TEPCO. El accidente fue claramente provocado por el hombre. Y como causas fundamentales de esos errores destacan los sistemas organizativos y normativos que apoyaron razonamientos erróneos en la toma de decisiones y en la aplicación de medidas inmediatas.
 • Las causas directas del accidente eran previsibles antes del 11 de marzo de 2011. Sin embargo, la central nuclear de Fukushima Daiichi fue incapaz de resistir el terremoto y el tsunami que azotaron ese día las instalaciones. Y ello porque fallaron todos los organismos reguladores, que no fueron capaces de desarrollar los requisitos para la seguridad básica, tales como la evaluación de la probabilidad del daño, la preparación para contener los daños colaterales causados por este tipo de desastres, y el desarrollo de planes de evacuación de la población en caso de una fuga de radiactividad. Sin duda, la mentalidad burócrata japonesa, en la que el principal deber de cualquier empleado o funcionario es la defensa de los intereses de su organización, llevado al extremo, llevaron a poner los intereses de sus organizaciones por delante de su deber fundamental de proteger la seguridad pública. De este modo, durante el proceso de construcción de la central, no se realizaron, o solo se hicieron parcialmente, las evaluaciones y reevaluaciones de seguridad antisísmica.
 • Como resultado final de todo ello, además de la radiación inmediata emitida al exterior en el momento del accidente, en la actualidad, grandes extensiones de tierra en la prefectura de Fukushima —unos mil ochocientos kilómetros cuadrados— continúan contaminadas, sin que se conozcan con seguridad las verdaderas secuelas en la salud de los habitantes, ni el nivel de radiación que continúa vertiéndose al mar.
De modo que si esto ocurrió en un país sumamente ecologizado y preocupado por la salud ciudadana y medioambiental ¿Qué no estará ocurriendo en otros países de continentes como Asia, África o América del Sur ¡Para echarse a temblar! La pregunta que debemos hacernos es: todo ese daño ambiental acaecido por negligencias humanas ¿Tiene reversibilidad?
ACCIDENTE NUCLEAR DE FUKUSHIMA
 

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