¿POR QUÉ LOS LLAMAMOS "RÍOS" CUANDO SIEMPRE ESTÁN SECOS?

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por María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez.

Puede parecer una contradicción, pero lo cierto es que los “ríos secos” también existen. Desde luego son más abundantes en las regiones más áridas del Planeta, pero no son exclusivos de ellas. Ríos secos existen en todos los continentes y climas, podemos encontrarlos desde los desiertos hasta las regiones polares y desde las altas montañas hasta el borde del mar. Algunos datos recientes indican que casi la mitad de los cauces de la Tierra son ríos secos. En el equipo de investigación en el que trabajo hemos acuñado una definición para recoger la singularidad de estos ecosistemas. Así, los ríos secos son los cauces cuyo hábitat habitual es terrestre, están desconectados de las aguas subterráneas, únicamente transportan agua que evacuan rápidamente tras fuertes lluvias esporádicas y, por tanto, no albergan organismos acuáticos. Pero paradójicamente estos ríos se forman por la acción del agua. Son precisamente las avenidas de agua las que excavan, reorganizan y dinamizan estos cauces.
Dada las duras condiciones ambientales que soportan los ríos secos como una alta insolación, elevada temperatura, y ausencia de agua, cabría pensar que carecen de vida y que son muy pocos los beneficios (servicios ecosistémicos) que podemos obtener de ellos.
RÍO SECO SURESTE DE ESPAÑA
Río seco sureste de España
La realidad es bien diferente, los ríos secos albergan una rica y diversa comunidad de organismos: desde microorganismos hasta vertebrados, tanto vegetales como animales, pero evidentemente de origen terrestre. La vegetación que crece en ellos está especialmente adaptada a tolerar largos periodos de sequía, y su existencia es vital para la fauna que albergan. Sus restos, cuando mueren, son el hábitat idóneo para los microrganismos descomponedores de origen terrestre como los hongos. La fauna que habita estos ríos, tanto invertebrados como vertebrados también son de origen terrestre. Entre los invertebrados, son especialmente abundantes distintas especies de hormigas, arañas, colémbolos y coleópteros y entre los vertebrados, reptiles, aves y mamíferos que encuentran en este hábitat alimento, áreas de descanso y refugio, lugares de apareamiento para su reproducción y anidación y corredores para su dispersión y migración.
Pero, además, nos producen beneficios, a veces difícil de percibir. Por ejemplo, tienen capacidad para regular el microclima de pequeñas zonas y la vegetación que crece en ellos controla la calidad del aire absorbiendo CO2, la erosión, y ayudan a la formación y fertilización del suelo. Pueden ralentizar la rápida evacuación del agua de las avenidas disminuyendo su peligrosidad, y ayudando a la infiltración y acumulación del agua en los acuíferos. También contribuyen al bienestar humano proporcionando alimentos para ellos o para el ganado, plantas medicinales, agua y materiales para producir energía. Pero, sobre todo, tienen una alta capacidad para proporcionarnos servicios no materiales, tanto subjetivos como sicológicos capaces que mantener la calidad de vida de las personas y el futuro de las poblaciones humanas. Los ríos secos son especialmente apropiados para desarrollar una gran variedad de actividades de ocio y recreo por su facilidad de acceso, son fuente de inspiración para escritores, poetas, pintores y otros artistas, transmiten sensaciones beneficiosas físicas y psicológicas por la serenidad y paz que producen y constituyen lugares especialmente apropiados para el conocimiento y disfrute del medio natural. De hecho, las poblaciones humanas que viven alrededor de ellos han desarrollado un conocimiento ecológico local propio para gestionar de forma sostenible los recursos que les proporciona. Este conocimiento puede ser, en un futuro no muy lejano, especialmente interesante como forma de adaptación ante el cambio global. Sin embargo, la ausencia permanente de agua en los ríos secos constituye la principal razón por la que tanto gestores como la sociedad, en general, los consideran inútiles e improductivos, siendo uno de los ecosistemas más impactados del mundo. Ojalá seamos capaces de aprender de ellos.
RÍO ZÁNCARA
Río Záncara. La Mancha (España)
María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez es catedrática de Universidad. Departamento de Ecología e Hidrología. Universidad de Murcia.

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