MELONI: LA FORJA DE UNA FASCISTA

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Giorgia Meloni con Santiago Abascal 


El 22 de octubre de 2022, Giorgia Meloni, representante de la ultraderecha fascista italiana, tras el encargo recibido de Sergio Mattarella, presidente de la Nación, de formar Gobierno, juró su cargo como primera ministra de la República italiana. Un gobierno de coalición que englobó a todas las fuerzas políticas italianas vinculadas con la derecha extrema y reaccionaria.
Pero, ¿cuál es la trayectoria personal de Giorgia Meloni —cabría preguntarnos—. O mejor, ¿cuáles son los pilares éticos y valores que convirtieron a una joven periodista en la líder indiscutible del nuevo movimiento fascista de Italia?
Giorgia Meloni tuvo una infancia complicada. Fue criada por su madre, Anna Paratore, ya que su padre, Francesco Meloni, las abandonó cuando ella tan solo tenía un año. Un hecho que, sin duda, incidiría, y mucho, en toda su vida posterior.
Su familia paterna vivió, políticamente, vinculada y comprometida con el todopoderoso Partido Comunista italiano. Su abuelo y Antonio Gramsci habían nacido en el mismo pueblo. Amigos desde la niñez, el abuelo Meloni acompañó a Gramsci durante toda su vida. Y similares valores políticos adquirió Franco Meloni, el padre de Giorgia. Valores que mantuvo siempre, aunque eso no le impidió convertirse en un gran vividor.
La macarra trayectoria personal de Franco Meloni comenzó a conocerse públicamente, el 7 de junio de 1985, cuando a bordo de su yate “Caballo Loco” amarró en La Gomera para instalarse en la isla. Para los lugareños, el excéntrico italiano era una especie de traficante de joyas que había decidido invertir sus ganancias en la isla. Y contra toda lógica, pronto se ganó el respeto y la admiración de los naturales. Compró una mansión: “La casa de los Orellana” donde organizaba extraordinarias fiestas; montó un restaurante de lujo: “El marqués de Oristana”, una discoteca denominada Fin-Fan, y pronto se convirtió en el mayor empleador de la isla.
Él vivía bien; le gustaba la fiesta y el lujo, pero fiel a sus creencias políticas trataba extraordinariamente a sus trabajadores. De modo que nadie se preguntaba de dónde salía el dinero para tanta inversión, mientras sus empleados tenían una excelente impresión de Franco Meloni, una reputación que aún hoy persiste pese a los años transcurridos desde su fallecimiento.
El establecimiento definitivo de Meloni en La Gomera llegó tras su casamiento con María Teresa, la hija de doña Pancha, la propietaria de la central eléctrica de La Gomera, de la que Franco se enamoró perdidamente. Adoptó a los dos hijos de María Teresa, Luis y Axel, a los que consideró hijos propios, procurando que los veranos los pasaran en La Gomera junto a sus cuatro hijas, Bárbara, Simona, Giorgia y Ariadna, habidas en sus dos matrimonios anteriores.
Giorgia Meloni estuvo a punto de ahogarse en La Gomera cuando solo contaba tres años. Su padre la dejó a bordo de un bote a cargo de una niñera que no sabía nadar, y la niña cayó al agua. Lo que le ha ocasionado un trauma de miedo a ahogarse que persiste hasta hoy. Giorgia odiaba a Franco Meloni, tanto como este odiaba a Mussolini y todo lo que él representaba. No es de extrañar que Giorgia comenzase a simpatizar con las ideas fascistas por pura reacción a los sentimientos políticos de su padre, al que, tras una discusión de familia, a los once años, en la que Franco le indicó que su prioridad era María Teresa, jamás volvió a ver.
Lo cierto es que Franco era un hombre ambicioso que se rodeaba de personas muy influyentes y solía mantener reuniones secretas en su yate con personajes llegados de Italia a los que agasajaba especialmente. ¿Eran miembros de la mafia? Todo parece indicar que sí. Incluso en una de las fabulosas fiestas de cumpleaños que montaba, la inscripción de la tarta decía: “La mafia unidad jamás será vencida”.
Lo cierto es que Franco Meloni creó un imperio en La Gomera que comenzó a venirse abajo cuando, en 1991, se vio obligado a varar un barco en la playa de La Guancha, a pocos kilómetros de San Sebastián de la Gomera, conteniendo mil kilos de hachís. Y a pesar que la investigación policial se paró por causas desconocidas, aunque apuntan a la influencia de los poderosos con los que se relacionaba Meloni, la población gomera se dividió en su concepto sobre el italiano. Una cosa eran sus negocios, sus fiestas de lujo, su campechanía y el empleo que proporcionaba en la isla; y otra cosa era conocer abiertamente que todo ello provenía del narcotráfico.
Franco Meloni cogió su yate y desapareció de La Gomera poniendo rumbo a Tenerife. Unos meses después le siguió María Teresa con sus hijos. De Tenerife viajaron a Palma de Mallorca instalándose en un pueblecito de la isla donde todo pareció volver a la normalidad. Pero fue por poco tiempo. El 25 de septiembre de 1995, tripulando un barco de bandera francesa en ruta de Marruecos a Italia, Franco Meloni, junto a su yerno Axel y su hijastro Luis, fueron detenidos en Menorca. En el interior del barco se encontró una carga de 1500 kilos de hachís.
Franco Meloni fue condenado a nueve años de prisión, mientras los jóvenes lo fueron a cuatro. Meloni salió de la cárcel de Palma en 2001 por sufrir leucemia.
Es decir, Giorgia Meloni tuvo un padre que la abandonó cuando solo contaba con un año de vida, pero que en cambio adoptó como verdaderos hijos a los de su tercera esposa, María Teresa; un padre que estaba vinculado con el narcotráfico y la mafia italiana, y que para colmo exponía sus ideas políticas como comunista convencido. ¿Cómo no esperar que el odio acumulado desde esa temprana infancia no hicieran que Giorgia se inclinara por las ideas posfascistas que defendían todo lo contrario de lo que había sido su padre?
Su credo político es muy simple: sí a la civilización judeo-cristiana, homofobia y rechazo acérrimo del colectivo LGTBI, defensa a ultranza de las fronteras, la inmigración elevada a la condición de chivo expiatorio de todos los males que aquejan Italia, y el nacionalismo, la bandera y la patria como los pilares básicos que deben arropar al pueblo italiano.
Y todo ello arropado por la trayectoria intachable del aval de la separación absoluta de su padre desde que tenía once años ¡Nada que ver con Franco Meloni y sus oscuros negocios!
Todo ello perfecto, si no hubiera sido porque la periodista Andrea Palladino publicara en 2023 el libro Meloni segreta, donde se descubre la oscura trayectoria de Giorgia Meloni y Fratelli d‘Italia, desde las tramas y los círculos de la galaxia negra de los años setenta, hasta la fase política actual, teniendo en cuenta los aspectos menos «edificantes», las amistades que hay que mantener ocultas, las relaciones peligrosas... 
Giorgia Meloni forjó en una fascista por puro rencor y como reacción a todo lo que significaba su padre, es cierto. Pero también lo es, que una vez metida en harina, en su carrera política no le ha hecho ascos a nada, inclusive a ver con buenos ojos la relación de su madre Anna Paratore, con Rafael Mattano, socio de Franco Meloni en la empresa madrileña “No fumo más, S.L.”;  la posterior ruptura de Rafael con su madre para casarse con su hermanastra Bárbara, y la posterior quiebra fraudulenta de la empresa que ambos compartían: “Laszio Consulting” en 2022, de la que Bárbara se declaró culpable, y Rafael fue condenado a cuatro años de prisión por la acusación de la fiscalía antimafia de Roma.
¿Mantuvo, pues, Meloni, relaciones con su padre Franco Meloni, un mafioso narcotraficante, hasta su final? ¿Y con su hermanastra Bárbara y su marido Rafael investigados por la fiscalía antimafia?
Pues eso queda escondido dentro de los datos menos edificantes que la fascista italiana tiene que ocultar.


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