Una gran parte del mundo científico ya no habla de cambio climático, sino de
emergencia climática. Y ello, porque los efectos adversos del cambio climático
son muchísimo más graves de lo esperado y ahora amenazan tanto a la biosfera
como a la humanidad.
2020 ha sido el segundo año más caluroso de los registrados, casi a la par de
2016, pero sin la coincidencia de haber sufrido el gran evento del Niño. Y
curiosamente, uno de los puntos más notables ha sido Siberia, excepcionalmente
calurosa desde principios del año.
Pero junto a Siberia, grandes franjas del globo han tenido temperaturas
superiores a la media: Europa, Asia; y a poca distancia, América del Sur,
Oceanía y el Caribe. También los grandes océanos del mundo han sido muy
cálidos. Los siete años más calurosos desde que existen registros han ocurrido
desde el 2014, autentifican los científicos de la NASA.
Como resultado, 2020 registró una extraordinaria actividad de incendios
forestales en el oeste de los Estados Unidos y Australia. Siberia llegó a
registrar temperaturas que superaron los treinta y ocho grados centígrados
dentro del círculo polar Ártico. Lo que produjo una disminución del hielo
marino de más de dos millones de millas cuadradas, una proliferación de
huracanes en el Atlántico, e inundaciones y deslizamientos de tierra mortales
que en conjunto motivaron el desplazamiento de doce millones de personas.
Ante ello solo puede hacerse una cosa: reducir las emisiones de CO2, y
eliminar la acumulación de carbono atmosférico. Una enorme muestra de
científicos advierten que, de no declarar una emergencia climática, el cambio
catastrófico podría hacer que una porción significativa de la Tierra resultase
inhabitable como consecuencia de estos cambios.
Y esto lo afirma la Alianza de Científicos del Mundo, a través de si informe
“Advertencia de los científicos mundiales sobre una emergencia climática” con
más de trece mil signatarios.
Pero no se limitan a advertir de la inminencia del peligro, sino que también
alertan de la importancia de actuar en seis acciones clave para mitigar el
cambio climático:
- Energía: la eliminación rápida de los combustibles fósiles es una prioridad absoluta. La transición al uso de energías renovables debe ser inmediata.
- Reducción de contaminantes de corta duración: es necesario evitar las emisiones de metano, hollín, hidrofluorocarbonos y otros contaminantes de corta duración.
- Naturaleza: debemos restaurar y proteger ecosistemas naturales como bosques, manglares, humedales y pastizales. Las talas de selvas y bosques tropicales son especialmente devastadoras para el clima.
- Alimentación: es imprescindible un cambio de dieta basado en la ingesta de más alimentos de origen vegetal y menos productos cárnicos, especialmente de res.
- Economía: Nada se podrá hacer sin efectuar un cambio a una economía libre de carbono. Es absolutamente necesario detener la explotación de los ecosistemas con fines lucrativos para lograr la sostenibilidad a largo plazo.
- Población: actualmente la población humana mundial crece en más de doscientas mil personas diarias. Hay que estabilizarla y reducirla gradualmente con enfoques que garanticen la justicia social y económica.
Es decir, aún, y aunque tarde, todavía tenemos oportunidades. Lo curioso es
que nadie parezca darse cuenta de que en estos cambios y transiciones
tenemos el trabajo asegurado de las nuevas generaciones en el ámbito
mundial. Un efecto añadido que todavía no se ha empezado a valorar con los
estudios científicos y económicos adecuados, pero que ayudaría mucho para
avanzar en la línea de la transición ecológica que necesita la humanidad.
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